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Guitarras que cuentan historias: el toque flamenco
El guitarrista flamenco, su técnica, su vínculo con el cante y el baile, y su papel esencial en el escenario del Teatro Flamenco Granada.
En Teatro Flamenco Granada, cada función es una conversación entre el cante, el baile y una guitarra que no solo acompaña. Este instrumento, con siglos de historia en sus cuerdas, es más que un acompañante, es un protagonista silencioso que marca el ritmo de la emoción del espectáculo flamenco.
Técnica, conocimiento y escucha
La guitarra flamenca requiere una técnica particular, muy distinta de otros estilos. El toque flamenco se construye sobre compases precisos y una sonoridad viva que acompaña y, al mismo tiempo, conversa con los otros elementos del arte flamenco.
Técnicas como el rasgueo, el picado, el pulgar, el trémolo o el golpe forman parte del repertorio de recursos que el guitarrista utiliza con naturalidad. Pero más allá de la destreza técnica, hay algo más importante: la capacidad de escuchar.
En los ensayos previos a cada función en Teatro Flamenco Granada, el guitarrista revisa las transiciones con el cantaor y el bailaor o bailaora. No hay una fórmula fija. Cada noche es distinta. Se trata de una preparación abierta a la improvisación controlada, siempre al servicio del conjunto.
“Una guitarra flamenca no busca brillar por sí sola. Su fuerza está en cómo acompaña, en cómo se adapta, en cómo sostiene sin interrumpir.”
Esta actitud de respeto y sensibilidad hacia el resto del elenco es clave para que cada actuación fluya con autenticidad.
El instrumento también habla
Elegir una guitarra flamenca no es una decisión sencilla. El guitarrista busca un sonido claro, con ataque, que responda bien al toque y no se pierda entre las palmas o los zapateados. Las maderas, la forma de construcción y hasta el peso del instrumento influyen.
En nuestro teatro, los guitarristas suelen trabajar con guitarras construidas artesanalmente. Son instrumentos diseñados para un uso intensivo, pensados para ofrecer un sonido potente en espacios íntimos, como el nuestro.
Antes de cada actuación, se realizan ajustes en la afinación, se calibran los micrófonos y se prueban ciertos pasajes para garantizar que el equilibrio sonoro sea el adecuado.
Un lenguaje compartido
Una de las características más particulares del flamenco es su carácter oral y vivo. No hay partitura cerrada. Lo que sucede sobre el escenario se basa en la intuición, el respeto mutuo y la experiencia.
El guitarrista observa constantemente al cantaor y al bailaor o bailaora. A través de miradas y pequeños gestos se toman decisiones sobre la duración de un remate, el inicio de una llamada o el cierre de un cante. Todo ocurre en tiempo real.
En Teatro Flamenco Granada, esto se traduce en actuaciones auténticas, sin artificios, donde cada noche tiene su propia personalidad. El público no asiste a una coreografía repetida.
Una tradición con raíces
El toque flamenco tiene una larga historia, con referentes que marcaron su evolución, como Ramón Montoya o Sabicas. Su legado sigue presente en la forma de tocar, pero también en la filosofía: técnica al servicio de la emoción.
La guitarra flamenca no se entiende del todo hasta que se escucha en directo. Su fuerza, su calidez, su forma de contar sin palabras... solo se perciben plenamente cuando se está frente al escenario.
Por eso, desde Teatro Flamenco Granada, te invitamos a descubrir este arte en vivo, en un entorno íntimo y cuidado, donde la guitarra forma parte de una conversación única entre música, voz y movimiento.